jueves, 19 de marzo de 2009

La Delfinoterapia como tratamiento alternativo

Esperanza para los discapacitados mentales

A cualquiera que se acerque a un delfinario, sea niño o adulto, le resulta difícil sustraerse a la influencia que sobre él ejercen estos simpáticos mamíferos. Es raro ver caras tristes cerca de los delfines; pareciera que comunican alegría y optimismo. Tal vez por eso quien es preguntado sobre sus sentimientos hacia estos animales, dirá que siente cierta afinidad. Es esa certeza de proximidad y afinidad, la que ha movido a algunos médicos a considerar a los delfines como posibles ayudantes para curar o aliviar ciertos trastornos, sobre todo en niños.
Uno de estos especialistas es el Dr. David Nathanson que trabaja con niños autistas y con Síndrome de Down en las instalaciones del Dolphin Research Center, en Florida. El postula que el principal impedimento para que los niños con discapacidades mentales aprendan no está tanto en una incapacidad para el aprendizaje en sí, sino en las dificultades para prestar atención, lo que llamó la Hipótesis de la Atención Deficiente. El Dr. Nathanson trabajó con seis niños que padecían diferentes discapacidades, desde Síndrome de Down hasta hidrocefalia. Su intención era probar que el contacto con los delfines podía mejorar la atención de estos niños y, consecuentemente mejorar su aprendizaje.

A cada uno de los niños se les encomendó la tarea de memorizar unas pocas palabras, y si el niño se concentraba y aprendía algunas de ellas se les premiaba jugando con el delfín, que besaba, acariciaba o remolcaba dorsalmente al pequeño. La respuesta de los niños a este tratamiento superó entre 2 y 10 veces la obtenida en las aulas convencionales. Estos resultados se presentaron en septiembre de 1988 al Congreso Internacional de Psicología en Australia y publicados en su memoria oficial, y posteriormente en “Clinical and Abnormal Psychology”. Estos primeros resultados positivos del equipo de Nathanson favorecieron que el “Dolphin Research Center” creara el "Programa Delfín-Niño", del que ya se están beneficiando miles de niños venidos de todo el mundo.

Hoy entre las anomalías o enfermedades que se están atendiendo en este centro, se encuentra el Síndrome de Down, el autismo, la parálisis cerebral, el cáncer, la depresión, el Síndrome de Atención Deficiente, problemas de audición y de visión, lesiones en la médula espinal, etc. Nathanson dice, que a pesar de que las revistas médicas publican los innumerables éxitos de esta terapia, ninguna refleja lo que para él es más importante: las caras de felicidad de los niños cuando interactúan con los delfines, los comentarios de los padres, que declaran que sus hijos jamás antes habían prestado tanta atención.

Los delfines regalan su sensibilidad, una especie de chispa que cambia la vida de las personas. Además no tratan a dos personas de la misma forma; parecen detectar perfectamente las diferencias entre unos niños y otros, o entre niños y adultos. Y es esa capacidad de distinguir y apreciar las diferencias lo que los convierte en valiosos terapeutas a l a hora de dar un tratamiento individualizado según cuál sea la anomalía.

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